Hace un año, Osvaldo Pontón publicó un pequeño
clasificado en Craiglist donde invitaba a cualquier persona interesada en ser retratada
y así formar parte de su proyecto. La
premisa de Unknown, también
anunciada, es la que sigue: “I´m
interested in exploring the power of anonimity and how it translates into power.”
13.2.13
8.2.13
adde adesokan // fotógrafos contemporáneos
6.2.13
mari kojima // fotógrafos contemporáneos
Mari Kojima emprende una odisea a partir del recuerdo de un gesto: su padre apuntando a una lejana isla. Sea sick es la bitácora de viaje hacia la metafórica isla, un nuevo mundo, la promesa de la posibilidad.
4.2.13
david zilber // fotógrafos contemporáneos
1.2.13
stieglitz, revolucionario
Cualquiera que haya tenido algo de
interés en la historia de la fotografía reconocerá en Alfred Stieglitz un
personaje excepcional. Estandarte
del pictorialismo; eje y fundador del grupo Photo-Secession; editor de la mítica Camera Work; galerista y promotor artístico…
ah sí, no olvidemos maestro fotógrafo.
Su vasta trayectoria estuvo volcada a la
difusión y consolidación del arte fotográfico como disciplina independiente, pero
su capacidad de apreciación se extendió allende la fotografía haciéndolo uno de
los promulgadores más importantes del arte moderno de su época. En el reverso de su proverbial carácter
dominante (y a veces tiránico) Stieglitz poseía una sensibilidad para apreciar el
buen arte y la humildad suficiente como para reconocer su propia necesidad de
progresar como artista.
Esa habilidad de retroalimentar su obra
con el aire de los tiempos fue determinante para reinventarse e introducir
constantemente nuevas perspectivas en la evolución de la fotografía. Así fue
desde antes de Photo-Secession y el
subsiguiente giro que marcó con su fotografía The Steerage o la influencia que tuvo en él Paul Strand y Georgia
O’Keefe. Incluso su serie Equivalents (de donde tomamos la imagen
de esta entrada) es por muchos considerada como la primera obra fotográfica intencional
que plantea la abstracción.
En 1912, impresionado por el arte de
Matisse y Picasso, Stieglitz dedicaría un número entero de Camera Work a sus obras sin dejar espacio a fotografía alguna. Sería un movimiento sumamente atrevido
para el editor de una publicación especializada en fotografía, pero para Stieglitz
fue su humilde manera de rendir homenaje a la maestría. Él era suficientemente lúcido como para
no detenerse en discusiones sectarias y apreciar el valor de este arte
revolucionario, pues él mismo deseaba esta revuelta en la fotografía.
Ahora bien, la historia cobra verdadera
relevancia al revisarla de cara a las inquietudes de nuestra época. Es así que una figura como la de
Stieglitz aún nos puede enseñar algo, y es así que vale la pena preguntarnos
una y otra vez:
¿Con cuánta
sensibilidad respiramos el aire de nuestros tiempos? ¿Hasta qué punto son
válidas nuestras (pre)concepciones (no digamos sólo fotográficas) para
reconocer el valor artístico de la
obra? ¿Cuál es legado que debemos preservar sin traicionar nuestra condición contemporánea?
¿Qué tan humildes somos para reconocer nuestros propios límites?
Porque es al término de lo cognoscible
donde la mirada fresca emerge y donde podemos reflejar el inicio de algo como una
revolución contemporánea.