14.1.13

cafeína... o a manera de manifiesto


El arte ha trazado su historia de la mano de la evolución científica.  El testimonio más cabal de esta afirmación ha sido la emergencia y desarrollo de la fotografía desde el siglo 19.  Esta hermandad ha sido tan estrecha que en varios períodos el optimismo científico ha sentado las bases para abanderar corrientes que anulan la tradición en aras a un arte tecnocrático más prometedor.  Nuestros días no son ajenos a esta controversia cuando una de las principales preocupaciones de la fotografía contemporánea parece limitarse al fenómeno de la tecnología digital.

Este mismo blog debe su nombre de una de tales tendencias.  Filippo Tommaso Marinetti, fundador del movimiento futurista, era llamado “la cafeína de Europa”. Marinetti, anti-histórico, creía que el pasado era algo que debía abolirse para dar paso a una nueva estética de la era industrial.  La bautizó la belleza de la velocidad.

Vale preguntarse, en esta época donde la digitalización de la fotografía parece ser toda velocidad, hasta qué punto estamos dispuestos dejar atrás la tradición.  Hoy, que nuestra cultura laurea los filtros y emuladores de la misma estética ajada que pretendía desplazar la diáfana tecnología, el pasado parece burlarse de nosotros como un fantasma sarcástico.

Si esto es beneficio o detrimento queda de parte de aquellos que perfilan eso que llamamos fotografía contemporánea; de los que se entregan al arte y se nutren de esta era contradictoria que es futurista y nostálgica a la vez.  Seamos agradecidos, aún queda por determinar el alcance del fenómeno binario y el pasado siempre será un invaluable pozo de creatividad del cual bebemos.

Pero esto, de nuevo, es limitar la discusión a un aspecto precario si lo confrontamos con preguntas como ¿qué es la fotografía contemporánea? Y ¿hacia dónde nos lleva?

De Marinetti no queremos heredar su afán demoledor sino su apasionado vanguardismo que lo llevó a cuestionar el estado del arte de su era.  Ese espíritu crítico con el cual deseó despertar a una Europa adormecida de cómodos formalismos y explorar nuevas posibilidades.

Siempre es tentativo caer en discusiones dicotómicas pero más allá de la polarización, el espectro se amplía hacia campos más fértiles de reflexión y crítica.  Tal es el propósito de este espacio, ser un vehículo hacia esos campos donde la cafeína no falta.