Sobre la
disciplina del retrato mucha tinta ha corrido, siendo quizás, una de las
disciplinas fotográficas sobre las que más se ha reflexionado. Pero entre sus varias clasificaciones
(retrato familiar, de celebridad, antropológico, etc.) he aquí una que no es tan
frecuente entre los textos teóricos: el mug
shot o fotografía de ficha policial.
Peter Doyle ha
sido el curador de un archivo de miles de negativos realizados por el
Departamento de Policía de Nueva Gales del Sur entre los años 1910 y 1930. Casi
2500 “personas de interés” fueron fotografiadas en ese período y entre ellas al
menos 1000 fueron hechas en las instalaciones del Departamento para guardar el
registro de estos hombres, mujeres y niños implicados como sospechosos o
víctimas de algún crimen.
Tengamos en
cuenta que este es un tipo de fotografía hasta cierto punto no consensual
donde, en la mayoría de los casos, sobre uno de los participantes se ejerce
coerción para retenerlo en un lugar.
Sin embargo, en claro contraste con los mugshots fríamente estandarizados de la actualidad, estas imágenes
retratan la personalidad del sujeto muchas veces dándole libertad para asumir
una pose y usar incluso sus accesorios particulares.
La contradicción
aparece al percibir ese aire de libertad que descontextualiza estas “personas
de interés” desplazándolas hacia el ámbito de la individualidad; donde gestos
de desafío y coquetería parecen esbozar un paréntesis en el flujo de los
eventos penales. Un espacio donde
la dinámica del fotógrafo y el fotografiado parece trascender lo trágico, el
crimen o lo prosaico, y se vuelve enunciación de que un evento atemporal se
está llevando a cabo.
Más de estos
interesantes retratos aquí.