22.4.13

conversación con osvaldo pontón


Fotógrafo y co-fundador de ScrappedOsvaldo Pontón nos describe cómo desarrolla sus proyectos fotográficos personales y la experiencia de editar y publicar una revista especializada en arte en nuestros días.

foto+cafeína: El retrato parece ser una práctica medular en tus obras pero, más allá de sólo re-presentar la personalidad del sujeto, tus imágenes sugieren una lucha de poder entre el retratado que te permite entrar a sus dominios (su morada, su espacio) y tú mismo como la figura autoritaria del fotógrafo. ¿Podrías contarnos un poco de esta lucha de poderes que tuviste en Unknown?

Osvaldo Pontón: Es importante para entender la lucha que se da en Unknown, saber que venía de realizar mi proyecto Sobre Blanco donde yo ejercía una especie de control sobre mis sujetos, al pintarlos de blanco y hacer que ellos me pintaran a mí, era en cierta forma un acto de agresión.

Cuando comencé Unknown, decidí hacer lo opuesto, dejarle a mis sujetos la gran parte del poder; ellos deciden qué usar de ropa (o no usar ropa), dónde serán las fotos, cómo posaran, etc. Yo tan solo me presento con la cámara.  Soy yo tratando de perder el control sobre la situación pero, una vez más, me encontré con una especie de sorpresa.  Al tener yo la cámara, siempre retengo más control del que pienso, y en ese momento comienza un poco esa lucha y esa tensión.  Encontré mucha resistencia a las reglas de Unknown de parte de mis sujetos, muchos querían hablarme y contarme sus historias, y me encontré de cierta forma, una vez más, siendo el agresor, pero esta vez de una forma muy distinta; ahora mi agresión consistía en mantener una distancia amplia y no dejar que ellos se acercaran a mí (figurativamente, no físicamente).

Siempre he dicho que mis proyectos fotográficos actúan en muchas formas como ejercicios de terapia para mis malestares sociales que cargo desde la infancia, y a través de ellos trato un poco de resolver esas incomodidades y preguntas sobre como interactuar con diferentes personas.

f+c: Supongo que la agresión de entrar en la intimidad del retratado (sea extraño o no) conlleva su precio.  En tu caso, pareces pagar como peaje de cruzar al territorio ajeno el poner en juego tu propia vulnerabilidad y así activar el proceso catártico de tu terapia social.  Después de varias sesiones, ¿podemos preguntarte cómo va el tratamiento?

OP: Jejeje. El tratamiento va bien, definitivamente estas interacciones han servido para probar mis límites.  Me he encontrado en situaciones tensas pero nunca me he sentido en peligro verdadero.  En los últimos años me he enfocado en diferentes formas de entender más mi conducta social y en estos ejercicios he encontrado, por ejemplo, que el Ego juega muchas veces un rol más importante del que uno cree.

f+c: ¿Puedes contarnos un poco la manera en la que abordas un proyecto fotográfico (personal)? ¿Sigues algún tipo de metodología?

OP: Los proyectos personales los aproximo con esta mentalidad semi-terapéutica.  Me pongo ejercicios y reglas estrictas que tengo que cumplir pero voy ajustando esas reglas de acuerdo como se va desarrollando el proyecto.  Si algo no me funciona lo cambio o, si algo sale muy distinto a como lo tenia pensado, pienso en si este nuevo resultado no será el más honesto y trato de ajustar lo que viene a eso.  Mi metodología cambia de proyecto en proyecto pero creo que lo que se mantiene es que siempre soy muy frío cuando trabajo en estas cosas.  Mi personalidad se cierra un poco y me pongo muy metodológico y seco mientras hago las fotos.

f+c: Tus proyectos (incluso desde Common) giran en torno a tus propias preocupaciones en las relaciones humanas y esa aproximación terapéutica con la que los abordas. ¿Continúas profundizando estas mismas preocupaciones? ¿Estás desarrollando algún proyecto actualmente en esta misma dirección?

OP: Sí, aunque de cierta forma estoy tratando de alejarme un poco del "yo", es un proceso lento.  Ahora planeo hacer una continuación de Unknown pero también desarrollar un proyecto en Venezuela que lidia con la seguridad personal desde un punto de vista personal, nada fotoperiodístico.  Además, últimamente con la subida de Instagram, que es una herramienta que disfruto bastante, he vuelto un poco a la fotografía meramente estética de momentos, objetos, lugares, etc.  Ha sido también como un buen limpia paladar de todos estos proyectos; me ha ayudado a re-encontrarme con esa emoción de ver algo bonito en la calle y tomarle fotos.

f+c: Cierto, una de las impresiones inmediatas al visitar tu blog es el disfrute de la captura que se trasluce en tus imágenes.  El hecho de que subas una gran cantidad de imágenes día a día parece ser otra forma de relajamiento más que de obligación. ¿Crees el contacto con la ciudad influya en este dinamismo fotográfico? ¿Podrías relatarnos un poco cómo ha influido Nueva York en tu manera de fotografiar?

OP: Es enteramente disfrute, nunca obligación.  La cantidad de imágenes que publico al día realmente depende de lo que hago en ese día y lo que me encuentro por la calle.  Es una especie de diario visual, a veces bastante descriptivo, a veces más abstracto. Ha sido un buen re-encuentro para mí con la fotografía casual y con el cyber-espacio. Ambas cosas las tenía ligeramente abandonadas antes de Instagram. Igual, todas estas cosas digamos que tienen cierta fecha de expiración, quizás un día ya no me provoque subir una foto y ahí se acaba.

No sé que tanto ha influido NY en mi manera de fotografiar, pero puedo decir que claramente influye en la variedad de cosas que puedo fotografiar y en lo libre que me siento de hacerlo.  Vivir en Venezuela te restringe demasiado a nivel de salir a la calle con tu cámara, inclusive si es un celular.  Nunca te sientes muy seguro sacándolo y usándolo para tomar fotos en la calle.  Acá no tengo esa restricción así que no lo pienso dos veces para parar un segundo y tomar una foto.

f+c: Partiendo del lado constructivo de la palabra crítica, ¿qué criticarías del medio venezolano para hacerlo más receptivo a la fotografía artística?

OP: Es difícil para mi criticar cualquier cosa en Venezuela ya que ya no estoy ahí para hablar con propiedad, pero más bien puedo decir que desde donde yo lo veo, hoy en día existen más espacios y canales para el arte en Venezuela.  Tal vez no canales monetizados, pero sí para enseñar el trabajo.  Digamos que seria increíble tener más escuelas de fotografía ya que hoy en día la mayoría de las que existen se dedican más al fotoperiodismo.  Lo otro que puedo decir aplica a nivel mundial, no sólo en Venezuela: hay que ser más honestos y analíticos a la hora de criticar y recibir critica de fotografía.  El amiguismo y la ilusión de fama virtual nubla a muchas personas.  Yo siempre trato de ser lo más honesto posible al hablar sobre la obra de otros; siempre, obviamente, siendo constructivo y cordial pero este rollo de decir que todo está muy bonito y hay que apoyarlo porque es "talento nacional" honestamente no va conmigo.  Eso sí, la felicidad que me llena cuando algún venezolano hace un trabajo que de verdad me inspira, se traduce claramente en mi apoyo incondicional.

f+c: Tengo entendido que además de la fotografía trabajas paralelamente en un proyecto editorial.  Cuéntanos un poco qué es Scrapped.

OP: Scrapped es una revista que fundé con 4 amigos de mi escuela de fotografía en NY. Sale cada 6 meses (la 2da edición está por salir) y publicamos artistas emergentes en el campo de la fotografía, pintura, ilustración, escritura, etc. No discriminamos con educación, locación o trasfondo, recibimos trabajos de cualquier persona y no cobramos por su propuesta y/o publicación.  Cada edición lleva un tema que nosotros, los editores, decidimos y tratamos de que más que una revista convencional sea un objeto de arte que la gente quiera coleccionar.

f+c: En esta mal etiquetada "era digital" la atención se desplaza de nuevo al fenómeno editorial con una creciente producción de photobooks, fanzines o revistas especializadas, ¿a qué crees que se deba? Y ¿hasta qué punto consideras que esto es un beneficio para el artista y el público?

OP: Soy un ferviente amante de los zines y las revistas especializadas.  Vivo cerca de una tienda que vende muchísimas a un costo súper bajo, entre 2$ y 10$, y nunca salgo sin comprar una.  Creo que en el alza de lo digital, muchas de las publicaciones grandes comenzaron a morir y las que sobreviven toman menos riesgos a nivel de a quién publican o promueven, es decir, se afincan más en grades nombres para vender más.  Frente a esto, nace ahora esta industria de los photobooks y los zines, que se basan en un número pequeño de copias a un costo razonable. A mi parecer los zines de autor dan al artista la completa potestad de como mostrar su obra, y los fuerza a encontrar una manera simpática, económica e interesante de hacerlo.  También me gusta que normalmente son ediciones muy limitadas, así que te sientes afortunado de poseer uno.

Con Scrapped tratamos de crear de igual forma un objeto de colección, y nuestros números de imprenta son bajos, nuestra segunda edición solo tendrá 250 copias. No tenemos patrocinantes ni publicidad en la revista, es un proyecto financiado por nosotros mismos y por una increíble campaña de Kickstarter donde recibimos un gran apoyo.  Unimos a artistas de diferentes campos dentro de un mismo tema y tratamos de crear una especie de ensayo visual abstracto de este.  Es un proceso muy laborioso y complicado pero muy satisfactorio.